Entrevista con Frank García Hernández,
organizador de la primera Conferencia Internacional sobre Trotsky en Cuba:
Parte I
Alex Steiner, Nueva York, 1 de junio de
2019
A.S. Sé que escribiste tu disertación
sobre la historia del trotskismo en Cuba. ¿Puedes decirme cómo te interesaste
por primera vez en este tema?
F.G.H. Hace alrededor de casi 10 años estaba leyendo un libro sobre
Antonio Guiteras que me regaló mi abuelo. Al final del libro había una tabla
cronológica. Al llegar a 1933 se leía que el 12 de septiembre de ese año se
había fundado el Partido Bolchevique Leninista (PBL). Páginas después aparecía
que Sandalio Junco, su fundador, fue asesinado por un comando comunista el 8 de
mayo de 1942. Fue toda una sorpresa para mí. Más tarde me encontré otro libro
pero esta vez trataba unas entrevistas que hacía el intelectual y amigo Julio
César Guanche a otros intelectuales cubanos. El título era El Proyecto y el poder, lo recomiendo. Él preguntaba, entre otras
muchas cosas, por el PBL y otro de sus fundadores: el poeta surrealista y
trotskista cubano Juan Ramón Breá. Ninguno de los entrevistados podía decir
mucho sobre ellos. De seguido, en 2013, leí otro que recogía las memorias de la
intelectual cubana Grazziella Pogolloti. En uno de sus capítulos mencionaba a
la esposa de Juan Ramón Breá: una poeta y trotskista inglesa de padres
australianos que combatió junto a Breá y Benjamin Peret en la Guerra Civil
española. Había vivido en Cuba hasta 1960 y había sido muy reconocida en los
más importantes círculos literarios del país. Pero tampoco había mucho
bibliografía sobre ella. Sobre 2014 mi tesis de maestría era sobre el
Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil (MST), pero la
curiosidad me hizo cambiar de tema. Hoy al parecer hay nuevos interesados en
hacer la historia del trotskismo cubano, pero hasta unos meses atrás solo había
unas pocas personas. En Cuba, el principal historiador que estudió el tema
había muerto y dejado una obra con importantes errores que después todos
repitieron. Me decidí entonces a hacer la historia completa del trotskismo
cubano. Contrario a lo que algunos pueden creer no tuve ningún problema con las
autoridades académicas. Al revés, fui alentado a seguir la investigación.
Obtuve el máximo de las calificaciones. No hubo ningún problema. La disertación
fue el 26 de abril del 2018, en junio ya estaba informando de mi decisión de
hacer el 1er Evento Académico Internacional León Trotski.
A.S. ¿Qué te hizo decidir
organizar esta conferencia?
F.G.H. En noviembre del 2016 impartí un curso posgrado en Santa Clara
sobre la vida y obra de León Trotski. El salón estaba completamente lleno.
Gracias a la novela de Leonardo Padura sobre Trotski El hombre que amaba los perros el interés era inmenso. Yo había
fotocopiado un ejemplar de La Revolución
Traicionada y todos me la pedían. Muchos me preguntaban sobre los escritos
de Trotski sobre el arte y la literatura. En Cuba a los estudiantes no les
gusta leer en digital. Aunque son millenials
prefieren hacer marcas en los libros de papel. Me hacían tantas preguntas
que yo no podía responderlas todas. Les impactaba ver la foto de Zinoviev
golpeado con el cartel de preso. La carta de despedida de Adolf Joffe
impresionó a todos. Uno de ellos le escribió un poema a Joffe. Después
publicaría en una revista cultural, un fragmento, en enero de 2018, del
discurso con el que Trotski fundó el Ejército Rojo.
Meses después conocí a Yunier Mena, el estudiante cubano de
filología que participó en el evento. Él es de padres campesinos y vive en una
cooperativa campesina. Escribimos un manifiesto sobre la poesía y el comunismo
llamado Poetas Comunistas. Me di cuenta que había un sector de la juventud, en
especial en Santa Clara con una disposición grande hacia un marxismo que no
conocían. Otra vez La Revolución Traicionada causó un gran impacto. Entre ellos
estaba una muchacha que después sería mi esposa. Me percaté entonces que sería
un gran egoísmo no traer a Cuba un pensamiento que hacía rato debía desembarcar
en nuestras bibliotecas.
A.S. ¿Puede decirme algo sobre las personas y
los grupos que lo ayudaron a organizar la Conferencia?
F.G.H. Al principio comencé esta aventura solo. La mayoría pensó que
me cansaría. Cuando lo decía todos me miraban como si yo estuviera loco. Hoy
algunos me dicen que en realidad era algo que otros pudieron haber hecho, pero
al principio esos otros no existían. La mayoría no creía que iban a venir
muchos invitados extranjeros. Pensaban que eran dos o tres. Nunca nadie creyó
que serían 192 solicitudes solo como público extranjero. Primero le pedí apoyo
al Instituto Cubano de investigación Cultural Juan Marinello, donde yo trabajo.
No estaban muy convencidos, pero aceptaron. Me sugirieron que también les
hiciera la propuesta al Instituto de Filosofía. Ellos sí tuvieron más interés.
El proyecto tenía mucho más que ver con ellos. Después el amigo Javier Ortiz,
otro estudiante universitario y artista plástico me sugirió la idea de hacer el
evento en la Casa Benito Juárez. Me habló muy bien del que ahora es mi amigo:
el compañero director del museo Juárez, Miguel Hernández. Es un lugar bello y
amplio. Las otras dos instituciones tienen espacios pequeños.
Las incomprensiones no vinieron por parte de ninguna de las
personas de esas instituciones, más bien eran personas que desconocían el tema.
Para quienes no tienen conocimiento de Trotski, el viejo bolchevique sigue
siendo el diablo. Aún más en Cuba. Además, a ningún Estado le gusta introducir
teorías que le puedan provocar determinados malestares. En realidad Trotski no
haría ningún daño a Cuba, antes bien, nos ayudará mucho, pero los prejuicios
sin conocimiento hacen mucho daño. En ocasiones los prejuicios son parecidos a
la fe. Incuestionables.
Pero la principal ayuda en la producción vino de parte de mi
compañera Lisbeth Moya González. Ella había sufrido un accidente y tenía la
pierna enyesada. Se quitó el yeso para participar del evento. Y el compañero
Yunier Mena Benavides. Gracias a él se resolvieron incontables tareas. O el
estudiante Eduardo Expósito que trabajó en silencio solucionando problemas que
nadie veía porque no sucedieron pero que eran graves. Él es un estudiante de
mecánica, es muy cercano a los obreros, viene de un barrio muy proletario con
grandes problemas sociales. Él es la muestra de que el marxismo no es exclusivo
de la élite intelectual. También está el diseñador de ese bello afiche que
promocionó el evento. Yaimel López; no cobró ni un centavo en hacer el diseño y
él es hoy uno de los mejores diseñadores cubanos, muy cotizado. Y a los músicos
colombianos y cubanos que compusieron el tema musical de despedida: los amigos
Santiago Barbosa y Luna Catalina Tinoco. Además del camarada abertzale vasco
Guillén García que de manera tan gentil ofreció su bar La Bombilla Verde y regaló una cerveza para cada invitado al
evento. Y la familia, aunque parezca un poco meloso, pero mi familia apoyó
mucho, en especial mi madre, mi abuela. Es justo reconocer a todos. También
habría que mencionar a Verde Gil y Ana Isabel, dos compañeras que vinieron con
sus propios financiamientos desde Santa Clara. Solo por eso merecen honor. Y
también hicieron algunas tareas en el evento. Y siempre, muy importante: a
todos los trabajadores cubanos y del mundo que hicieron posible el evento. Sin
las clases trabajadoras y su lucha hoy no estuviéramos hablando de revolución
detrás de nuestros escritorios.
A.S. Por qué insististe en que
esto era una Conferencia ACADÉMICA y no un foro para grupos políticos?
F.G.H. Hice
esa insistencia porque diferentes grupos políticos trotskistas me contactaron
directamente y, de manera directa, muy respetuosa, me decían que había que
politizar el evento, que no era tan importante lo académico sino, incluso,
refundar la IV Internacional en Cuba. Respeto sus consideraciones, pero ¿qué
ganaría Cuba en traer grupos políticos que intentarían explicarnos ellos la
realidad cubana? La peor de las limitantes que tienen quienes se interesan
sobre Cuba, es que no pueden acceder a los libros, a las investigaciones y a la
teoría que hacemos en Cuba. Hoy vivimos un debate muy fuerte dentro de la
izquierda cubana. Hacemos muy buena teoría. Pero nuestros libros no están en
Amazon. Los debates que se hacen en nuestros blogs sobre y desde Cuba, y quiero
mencionar La Pupila Insomne de Iroel
Sánchez, La Cosa de Julio César
Guanche, La Tizza, La Joven Cuba y Trinchera, estos tres colectivos jóvenes muy combativos, esos
debates son invisibles para la mayoría de los extranjeros, que por demás, están
prejuiciados por la crítica de la extrema derecha, la crítica de la extrema
izquierda y el discurso de la izquierda solidaria con Cuba. Sin contar los grandes
medios de comunicación que nunca dicen la verdad o la dicen a medias, que a
veces es peor. Entonces sucede que a veces desde el extranjero, se piensa que
en Cuba se vive una dictadura estalinista o un paraíso comunista. Siempre digo
a los compañeros que visitan Cuba: todo lo que ustedes saben de Cuba es
mentira, pero a la vez todo lo que saben de Cuba es verdad. Me encantaría hablar con todas las
organizaciones trotskistas del mundo, las admiro: The International Group, la
IV Internacional, los SWP americano y británico, los de Allan Woods, los del
DIP turco, los del FIT argentino, los del PSTU brasileño, los del PSL
norteamericano, cualquiera. Estoy dispuesto, quisiera brindarles a todos lo
poco que hacer para visibilizar la realidad cubana. De hecho, el día 9 y 10 de
mayo, lo había pensado para dar un breve curso de historia de los 60 años de la
revolución cubana. Un curso que hace años tengo preparado y quien se interese
le puedo enviar el programa, pero no iba a quedar con calidad: mi organismo, después
de dos semanas de dormir solo tres o a veces dos horas y media, estaba exhausto.
Voy a donde sea sin cobrar un centavo por ese curso. Aunque yo no sea
trotskista todos los trotskistas del mundo, todos los revolucionarios del
mundo, todos los que luchan contra el capitalismo y por el socialismo: son mis
camaradas.
Frank abriendo la conferencia. El codirector del museo Juárez, Miguel Hernández, está a su izquierda. |
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